Entrevistas

“Desde que se empieza a redactar el proyecto de arquitectura hasta que el hotel quede abierto, en República Dominicana pasan poco más de tres años y medio”, denuncia Francisco López, consejero delegado de Lopesan y miembro del CÍRCULO DE EMPRESARIOS DE GRAN CANARIA. Esto es lo que ha provocado que el grupo hotelero abriera su último hotel en nuestra isla en 2009. Y desde entonces tuviera que apostar por el extranjero. “Aquí seguimos peleando para desempolvar algunos de nuestros proyectos”.

“A nosotros nos gustaría que a la misma velocidad con que en República Dominicana se han tramitado nuestros permisos de construcción se pudiera hacer en Canarias”. Eso sí, cumpliendo con todas las “garantías medioambientales que quepa exigir”. Pero el problema en nuestro territorio es el mismo de siempre: la eternización de los permisos para construir en suelo insular.

El mismo pesar lo comparten otros empresarios hoteleros y de ello dieron buena cuenta recientemente en Fitur, donde se sorprendieron de la lentitud de nuestro archipiélago para aprovechar la coyuntura social que habría favorecido enormemente a conseguir mejores números en la industria turística, atraer nueva inversión y desarrollar nuevos productos turísticos.

De hecho, el repunte de los principales competidores como Turquía o Egipto puede perjudicar en un futuro inmediato a Canarias. “Ellos vuelven y nosotros no hemos consolidado el turismo prestado. No podemos competir dando tres estrellas por el mismo precio que otros dan cinco”, lamenta Francisco López. Que achaca esta lentitud a la dejadez: “Lo tenemos todo, pero por dejadez nos estamos quedando atrás. Nos hemos creído que somos los mejores, ese es el primer problema del destino”.

Pero lejos de despertar y arreglarlo, en Canarias aún no se ha solucionado el bloqueo con el que convivimos para permitir nuevas inversiones hoteleras, lo que está provocando que los inversores que tenían su mira puesta en el archipiélago apuesten por otros destinos extranjeros.

Primera piedra

Lopesan ha colocado esta semana la primera piedra del complejo turístico Lopesan Costa Bávaro, en la Republica Dominicada. Una prueba más de la ambición por crecer que la empresa canaria tiene y también un ejemplo de la necesaria diversificación geográfica a la que la industria turística tiene que someterse debido a las continuas trabas impuestas en el archipiélago. Actualmente, la República Dominicana es su principal objetivo, del que esperan que en cinco años iguale la capacidad alojativa que tienen ahora mismo en Canarias. “Tenemos la mente muy abierta para poder ampliar horizontes”, afirma López.

El inicio de este proyecto es una muestra más del esfuerzo que realizan las empresas canarias por abrirse paso en nuevos mercados y expandir la economía tanto como sea posible en el mundo. Casos como Lopesan, Binter o Naviera Armas, son valiosos ejemplos de la cultura empresarial de nuestras islas y la apuesta por los proyectos del Archipiélago para el éxito económico.