Sociedad

El fracaso escolar baja pero no lo suficiente

El fracaso escolar baja pero no lo suficiente

ago. 10, 2016

ESTE BLOG Y LAS OPINIONES AQUÍ VERTIDAS CONSTITUYEN UNA HERRAMIENTA DE DEBATE Y NO EXPRESAN LA OPINIÓN OFICIAL DEL CÍRCULO DE EMPRESARIOS DE GRAN CANARIA. 

A pesar del descenso del 2,2% en la tasa de fracaso escolar en Canarias, las administraciones han de seguir trabajando para bajar este dato tanto como sea posible. Actualmente, el 21% tasado por el Ministerio de Educación para el segundo trimestre de 2016 sigue siendo una cifra preocupante y un problema por el que la clase política debería ponerse de acuerdo con celeridad. 

En estos momentos, Canarias es la séptima comunidad con mayor tasa de abandono escolar, 1,3 puntos por encima de la media española, situada en 19,7% y aún alejada del 15% que la Unión Europea fijó como objetivo a España para 2020. Nuestras Islas no pueden permitirse cifras tan abultadas si queremos seguir creciendo y, sobre todo, acabar con los dos datos que más nos impiden crecer: esta elevada tasa de abandono y el 25% de paro.

El CIRCULO DE EMPRESARIOS DE GRAN CANARIA ha manifestado en numerosas ocasiones la necesidad de un nuevo pacto por la educación y prestar mayor atención a las necesidades del mercado laboral. Hace falta una relación más fluida entre el sistema educativo y las empresas; con mayor permeabilidad entre los centros y las empresas, sobre todo en los niveles de formación profesional y universidad. En la actualidad, el sistema educativo está demasiado aislado de la realidad laboral española, que debería centrarse en el desarrollo de modalidades duales que dotaran de experiencia y habilidad a los estudiantes así como insertarlos directamente en el mundo empresarial. Buen ejemplo de ello es el modelo Suizo, con sus Escuelas de Vocación Técnica.

En este aspecto, la evolución y la innovación nunca pueden ser negativas, especialmente en la enseñanza. La realidad es que los alumnos españoles siguen siendo coercitivamente instruidos por un modelo de educación engendrado en el siglo XIX. Así, no se puede pretender preparar a nuestra sociedad para el desarrollo y los retos del siglo XXI. La estructura del sistema es caótica, además de obsoleta, puesto que cada modelo educativo se ve cambiado con cada nuevo Gobierno.

Se hace necesaria, por tanto, una renovación de los criterios del sistema educativo, así como una enseñanza con unos estándares similares de evaluación y calidad. Si los criterios fueran fijos, así como los conocimientos mínimos exigidos y se dejara actuar a los profesionales de la enseñanza con libertad, estaríamos ante un panorama completamente diferente. De esta manera, los centros de enseñanza podrían ajustar su oferta educativa y crecer y mejorar tanto como para favorecer un mejor desarrollo de las habilidades de sus alumnos y, sobre todo, pretender que cada uno de ellos sea el mejor preparado para afrontar los retos que actualmente supone la inserción al mercado laboral español.