Fiscalidad

Gravar las rentas más altas no supondría una mejora recaudatoria

Gravar las rentas más altas no supondría una mejora recaudatoria

jun. 10, 2016

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La recaudación que generaría una subida del IRPF a las rentas más altas de nuestro país no conseguiría solventar el problema del déficit económico de España. Así lo declaran numerosos expertos economistas como Miguel Pérez de Ayala, profesor de la Universidad San Pablo-CEU y asesor fiscal, o Miguel Ángel Bernal, profesor del IEB. Una subida impositiva de este calibre apenas tendría una repercusión positiva en la recaudación dado que las rentas superiores a 60.000 euros apenas suponen un 3% de la población española.

De hecho, y como siempre, serían clases medias las que más se verían afectadas a la hora de pagar sus impuestos. En 2013, Hacienda ingresó un 54% de las rentas entre los 21.000 y los 60.000 euros. Y puesto que la mayor parte de la tributación proviene de este tipo de rentas, estas medidas afectarían mucho más a los asalariados por cuenta propia o ajena, dado que las rentas del capital van en una base imponible aparte. Este aspecto convertiría la medida en un acto puramente “populista” según Bernal y poco efectivo de cara a las arcas del país.

Diversos miembros del CÍRCULO DE EMPRESARIOS DE GRAN CANARIA han repetido en diversas ocasiones que la solución para erradicar el déficit pasa, por un lado, por generar riqueza para así aumentar el número de contribuyentes; erradicar el fraude fiscal y disminuir el coste del aparato del Estado, tanto desde la Administración central copmo desde las autonomías. Solventar el despilfarro no puede pasar por confiscar más dinero.

Este discurso no es nuevo. Hace ya varios años, los técnicos del Ministerio de Hacienda emitiron un informe en el que aseguraban que elevar los impuestos a las rentas más altas, como sugería el entonces ministro de Fomento, José Blanco, tendría poca efectividad porque sólo suponen el 3,7% de la recaudación del Estado por IRPF. Esta medida carecía, aseguraba el infiorme, de "potencia recaudatoria", según Gestha.

Otro ejemplo claro de que estas medidas no son acertadas es lo ocurrido en Francia en los últimos años desde la subida del tipo impositivo del 75% a las rentas altas llevada a cabo por François Hollande en 2012, donde las grandes fortunas del país dejaron de tributar en él o la ocurrida en España, donde tras el aumento del tipo marginal máximo de los rendimientos del trabajo del 45 al 52%, se observó como el número de contribuyentes de rentas altas cayó un 18% según datos de la Agencia Tributaria.