Entrevistas

La revolución social de Barrios Orquestados

La revolución social de Barrios Orquestados

dic. 21, 2014

“Con cada paso que das al frente/rompes los muros de lo presente…”. José Brito entona esta canción de la misma manera que lo hacen cada semana los 140 alumnos de Barrios Orquestados, el proyecto de integración que puso en marcha en abril de 2012.“Caminando sin parar nunca dejo de avanzar/un, dos, paso a paso/un, dos, muy despacio/caminando sin parar nunca dejo de avanzar…”, sigue cantando este músico y pedagogo canario de 43 años para explicar cómo un día de 2005 comenzó a pensar cómo articular una intervención social a través de la música, con el objetivo de estructurar y cohesionar zonas desfavorecidas de Gran Canaria, aquejadas no solo de exclusión social y económica, sino también cultural.

En realidad, las raíces de Barrios Orquestados se hunden mucho antes: el proyecto se remonta a la infancia de Brito, durante la cual su padre, Francisco, puso en pie un coro que facilitó el acceso a la cultura al barrio de Las Torres. Y así, hoy Barrios Orquestados abre también las puertas de la cultura, aunque en este caso a niños de Tamaraceite, el Cono Sur y Jinámar. A ellos se les propone aprender a tocar el violín, la viola, el chelo o el contrabajo. Completamente gratis. Sin necesidad de poseer un instrumento. Ni saber algo de música o haber oído hablar alguna vez de Vivaldi. Solo necesitan sensibilidad. Y compromiso.Fotos de Quique Curbelo qc221114 116

Para llevar a cabo su idea, Brito, conjuntamente con profesores como Andrés Betancor, desarrolló un sistema pedagógico propio para que en apenas una hora diaria (“tiene que constituir un sacrificio, pero no un sacrificio extremo”, explica) los niños puedan aprender higiene postural, asimilar el lenguaje musical con un sistema de números, estudiar educación rítmica y estudiar el instrumento y las piezas elegidas. “Hemos generado un método multidimensional que, a diferencia de los métodos normales, que suelen ser lineales, creciese de forma horizontal y vertical. Es decir, cada lección es más complicada que la anterior, pero, a la vez, todas las lecciones tienen siempre un nivel cero: así podemos incorporar nuevos alumnos en cualquier momento”. Una vez elaborado el método surgió otra necesidad imprescindible: los instrumentos.

Los primeros 12 violines llegaron a través de una colecta entre el entorno. No estaba mal, pero todavía hacían falta violas, chelos y contrabajos. Esta ayuda provino de la FundaciónCanaria Mapfre Guanarteme, a la que se acercó Brito en busca de financiación. Posteriormente se han subido al proyecto empresas como Satocan, presidida por el miembro del CIRCULO DE EMPRESARIOS DE GRAN CANARIA, Juan Miguel Sanjuán, o Disa, entre otras.

El barrio de Tamaraceite proporcionó las características adecuadas para montar la primera célula de Barrios Orquestados. Y en noviembre de ese mismo año el barrio pudo asistir al primer concierto de sus niños, ya convertidos en partes integrantes de una orquesta. “No asistimos solo a la transformación de la vida cada niño, sino de todo el entorno; el discurso que empiezan a tener cuando cogen un instrumento es diferente, la dialéctica diaria se vuelve distinta: Algo cambia cuando entra la música en sus vidas”; explica Brito. Desde entonces, cada noviembre hay un gran acto que ha ido creciendo desde el Paraninfo en Tamaraceite hasta el Auditorio Alfredo Kraus (secundados por grupos como Efecto Pasillo), pasando por el Teatro Pérez Galdós. Además de otros conciertos de menor tamaño en cada uno de sus barrios para mostrar los avances logrados.

Los niños proceden de todo tipo de hogares, con todo tipo de circunstancia. Desde parados a trabajadores que pasan todo el día fuera de casa. La implicación de los niños crece a medida que lo hace la de sus padres. Y por eso, paralelo al proyecto ha crecido un coro para ellos, que incluso acompaña a sus hijos en alguna de las piezas que prepara Brito para las actuaciones. “Cambia nuestra educación/cuestionando lo que ves/esa es la revolución, nuestro mundo cambia”, reza otra de las canciones que aprenden los alumnos.10404398_762024740511541_2510886966783400892_n

Porque Barrios Orquestales no trata solo de música. “No nos concentramos únicamente en que la negra vale la mitad de una blanca”, explica Brito mientras remueve un café que ha quedado frío por el abandono. “No queremos hacer la mejor orquesta, es un proyecto de transformación social, nuestros efectos son preventivos, no paliativos”. Así, los nueve profesores actuales buscan estimular continuamente el espíritu crítico de los niños, y no dudan en posicionarse respecto a los temas de actualidad, siempre tras un debate asambleario con los padres. Y es que, según sus propias palabras, “La transformación, la evolución, el cambiar un estado, todo se inicia siempre a través de alguien que se cuestiona las cosas. Por eso, es música solo, sí; pero a la vez no es solo música…”.

 

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